Monday, June 29, 2009

Apuesta de Pascal

Apuesta de Pascal

Blaise Pascal argumentaba que es mejor "apostar" por creer en Dios que no hacerlo.

La apuesta de Pascal es un argumento creado por Blaise Pascal en una discusión sobre la creencia en la existencia de Dios, basado en el supuesto de que la existencia de Dios es una cuestión de azar. El argumento plantea que, aunque no se conoce de modo seguro si Dios existe, lo racional es apostar que sí existe. "La razón es que, aún cuando la probabilidad de la existencia de Dios fuera extremadamente pequeña, tal pequeñez sería compensada por la gran ganancia que se obtendría, o sea, la gloria eterna."1 Básicamente, el argumento plantea cuatro escenarios:
Puedes creer en Dios, si existe, entonces irás al cielo.
Puedes creer en Dios, si no existe, entonces no ganarás nada.
Puedes no creer en Dios, si no existe, entonces tampoco ganarás nada.
Puedes no creer en Dios, si existe, entonces irás al infierno.

Dios existe (Dios) Dios no existe (¬Dios)
Creer en Dios (Creer) + ∞ (CIELO) 0
No creer en Dios (¬Creer) − ∞ (INFIERNO) 0



La apuesta de Pascal fue expresada por el propio filósofo de la siguiente manera:
Vous avez deux choses à perdre : le vrai et le bien, et deux choses à engager : votre raison et votre volonté, votre connaissance et votre béatitude; et votre nature a deux choses à fuir : l'erreur et la misère. Votre raison n'est pas plus blessée, en choisissant l'un que l'autre, puisqu'il faut nécessairement choisir. Voilà un point vidé. Mais votre béatitude ? Pesons le gain et la perte, en prenant croix que Dieu est. Estimons ces deux cas : si vous gagnez, vous gagnez tout; si vous perdez, vous ne perdez rien. Gagez donc qu'il est, sans hésiter. », Pensées
Blaise Pascal (1670)

Traducido quiere decir lo siguiente:
Usted tiene dos cosas que perder: la verdad y el bien, y dos cosas que comprometer: su razón y su voluntad, su conocimiento y su bienaventuranza; y su naturaleza posee dos cosas de las que debe huir: el error y la miseria. Su razón no está más dañada, eligiendo la una o la otra, puesto que es necesario elegir. He aquí un punto vacío. ¿Pero su bienaventuranza? Vamos a pesar la ganancia y la pérdida, eligiendo cruz (de cara o cruz) para el hecho de que Dios existe. Estimemos estos dos casos: si usted gana, usted gana todo; si usted pierde, usted no pierde nada. Apueste usted que Él existe, sin titubear. Pensamientos.
Blaise Pascal (1670)

Además de la gran utilidad esperada por creer, también se sumaba el beneficio aportado por una moral positiva, según las creencias de Pascal, la moral cristiana.

Críticas a la apuesta de Pascal [editar]

Como bien señala Mario Bunge, el supuesto en el que se basa el razonamiento de Pascal, que la existencia de Dios es una cuestión de azar, "es a la vez científicamente falso, filosóficamente confuso, moralmente dudoso y teológicamente blasfemo".2 Es científicamente falso porque ninguna ciencia puede medir o calcular la probabilidad de la existencia de Dios. Es filosóficamente confuso porque el argumento incluye la confusión entre la plausibilidad de una proposición y la probabilidad de un hecho. Es moralmente dudoso porque los creyentes religiosos honestos se muestran reticentes respecto a la sugerencia de creer en Dios porque resulta conveniente. Y, finalmente, es teológicamente blasfemo porque los teólogos sostienen que Dios no es ni mucho menos una criatura casual, sino el único ser necesario.

Por si esto fuera poco, la apuesta de Pascal no toma en consideración la existencia de varios dioses, ni la existencia de un Dios diferente al que postula el judeocristianismo, sea impersonal (que no premia ni castiga) como plantea el deismo, o sea personal y tenga diferentes criterios de premio y castigo, como en otras religiones monoteístas. En este sentido se orientan críticas como la del filósofo George Smith, creador de una "contrapuesta de Pascal" conocida como la apuesta de Smith, en la cual la lógica rigurosa guía toda la argumentación. En términos generales, la apuesta de Smith puede estructurarse de acuerdo a cuatro escenarios, a saber de la siguiente forma:
Dios no existe. En este caso, los ateos estarían en lo correcto, por lo tanto serían los creyentes lo que habrían perdido gran parte de sus vidas y de sus esfuerzos en agradar a un ser inexistente.
Dios es un ser impersonal. Dios creó el Universo y luego lo dejó a su suerte, sin intervenir en él. En este caso, ni el ateo ni el creyente tienen razones para preocuparse, pues este Dios ni premia ni castiga.
Dios existe y es un ser moralmente elevado. En este caso, Dios no podría castigar a ningún ser humano que cometiera errores de conciencia honestos. Si la razón es la que hace llegar a la conclusión al hombre que Dios no existe, este no debería tomar represalias contra el hombre, pues cometería este un error de conciencia válido y fundamentado. De hecho, quien más preocupado debería estar es el creyente, pues la lógica en términos básicos debería llevar al ateísmo (Esta es la opinión personal de Smith), por lo cual la creencia ciega y deshonesta en Dios (recordemos que, según Smith, la mayoría de los creyentes creen en Dios como simple “apuesta segura” a la salvación) sería para Él un gran pecado.
El Dios de los cristianos es el correcto. Con su actuación moral y éticamente reprobable, que castiga a todo aquel que se atreve a dudar de Él, aunque esta duda esté basada en la lógica y la razón. Así, la vida personal de cada persona no sería importante, sino la simple adhesión a la creencia de Dios sea esta por razones honesta (escasamente hay quienes creen en Dios como consecuencia del razonamiento y la meditación profunda en ese aspecto) o deshonesta (La mayoría, según Smith, creen por la apuesta segura, por temor al infierno o por simple herencia cultural). Sin embargo, este Dios reprobable desde el punto de vista moral, podría fácilmente también convertirse en un Dios traicionero respecto a los cristianos pues, suponiendo que este disfrutara de alguna forma con el sufrimiento humano y no importaran para él las virtudes, no habrían en tal caso ningún impedimento para suponer que también pudiera lanzar a los cristianos al infierno, ya que para una mente inmoral la traición y la tortura puede convertirse en un elemento de diversión.

Dadas todas estas argumentaciones, según él más sólidas que la apuesta de Pascal desde el punto de vista de la lógica, Smith invita a rechazar la renuncia a la razón que supone necesaria Pascal y predice que, basada en esa lógica, la conclusión más honesta a la que puede desembocar el hombre luego de meditar profundamente sobre la existencia o no de Dios, es el ateísmo.



fuente

Wednesday, June 24, 2009

volvieron los accidentes de saladillo










Yo digo que piso una granada 




Esto que esta contra el puente es un 206 que se choco la alcantarilla.







 

Sunday, June 14, 2009

Lista de los estudios controlados científicamente doble ciego que Conclusivamente han demostrado la eficacia de la homeopatía

Lista de los estudios controlados científicamente doble ciego que Conclusivamente han demostrado la eficacia de la homeopatía

Tuesday, June 09, 2009

Richard Wagner el genio detras del monstruo

Richard Wagner (1813-1883) es sin duda uno de los mas brillantes compositores de óperas de todos los tiempos, y uno de los genios musicales mas reconocidos que haya dado Alemania, dejando así a la opera actual en deuda con su legado y sus composiciones. Pero Richard Wagner es igualmente un personaje que tiene una importancia tanto musical como histórica, ya que la obra de Wagner como el nazismo hitleriano van férreamente ligados el uno al otro.

Las ideas de unificación germana que Wagner defendía, y que dejó plasmadas explícitamente en muchas de sus obras, décadas antes del nacimiento de Aldolf Hitler (1889-1945), influyeron mucho desde la infancia al futuro Führer. Richard Wagner igualmente profesaba un arraigado y violento antisemitismo. Consideraba que los judíos eran una especie de sanguijuela que se alimentaba de la sangre de los pueblos y un enemigo de la raza aria germana, la cual según Wagner estaba predestinada a dominar a todas las razas inferiores, convirtiéndolo así para muchos, en el primer nacionalsocialista.

En 1850 Wagner publicó, bajo pseudónimo, un panfleto que tituló “El Judaísmo en la Música” en el cual desdeñaba por completo al judío, negándole rotundamente el derecho a la creación artística, ya que según él, todo judío carece de capacidad para expresarse, nunca ha poseído un arte propio y jamás logrará producir música auténtica y que la única forma que existe para acabar con la maldición que pesa sobre ellos es el exterminio total de tales.

De esa manera la obra de Richard Wagner tuvo una influencia inmensa en la vida de Adolf Hitler que le idolatraba no solo como el más grande de los genios musicales, si no como un ejemplo para el pueblo alemán. Por consiguiente la obra de Wagner influyó irrefutablemente el la obra de Hitler. De esa manera la música wagneriana se convirtió en el máximo estandarte de propaganda nazi, haciéndose sonar y difundiéndose hasta en los dantescos campos de concentración y tortura hitleriana.

Durante sus primeros años de activismo político Adolf Hitler solía visitar la casa donde vivió Wagner y aún vivía su anciana viuda, entablando una fuerte relación de amistad con los descendientes del músico, dándoles mas adelante cuando fuera nombrado canciller, cargos dentro del la política del país.

Muchos expertos aseguran que la influencia de Wagner en Adolf Hitler no solo se limitó a los mismos ideales judeofóbicos, sino también a la forma en que el Führer dirigía los masivos mítines políticos del partido nazi, ya que toda la apoteósica escenografía de estas multitudinarias reuniones se basaban fielmente en las escenografías de las óperas wagnerianas, de esa forma muchas de estas imponentes reuniones se realizaban al anochecer, con grandes desfiles de antorchas, con la muchedumbre en escena, las vestimentas, la lumbre del fuego luchando en la oscuridad, los cánticos y todos los detalles implementados en estas reuniones, en las que Hitler solía dar sus discursos, eran la puesta en escena de alguna de las mas oscuras óperas del genio alemán, de las cuales Hitler se valía para lograr una auto sugestión de grandeza y divinificación de su persona en el pueblo alemán.

De esta forma, pero sin negar su genialidad creativa, Richard Wagner se convirtió en el Puente que trazó de manera magistral el boceto de la masacre y los genocidios brutales del nazismo en el siglo XX.

José Adiak Montoya



Compositor, director de orquesta, poeta y teórico musical alemán. Aunque Wagner prácticamente sólo compuso para la escena, su influencia en la música es un hecho incuestionable. Las grandes corrientes musicales surgidas con posterioridad, desde el expresionismo hasta el impresionismo, por continuación o por reacción, encuentran en él su verdadero origen, hasta el punto de que algunos críticos sostienen que toda la música contemporánea nace de la armonía, rica en cromatismos, en disonancias no resueltas, de Tristán e Isolda.

La infancia de Wagner se vio influida por su padrastro Ludwig Geyer, actor, pintor y poeta, que suscitó en el niño su temprano entusiasmo por toda manifestación artística. La literatura, además de la música, fue desde el principio su gran pasión, pero el conocimiento de Weber y, sobre todo, el descubrimiento de la Sinfonía núm. 9 de Beethoven lo orientaron definitivamente hacia el cultivo del arte de los sonidos, aunque sin abandonar por ello su vocación literaria, que le permitiría escribir sus propios libretos operísticos.

De formación autodidacta, sus progresos en la composición fueron lentos y difíciles, agravados por una inestable situación financiera, la necesidad de dedicarse a tareas ingratas (transcripciones de partituras, dirección de teatros provincianos) y las dificultades para dar a conocer sus composiciones. Sus primeras óperas –Las hadas, La prohibición de amar, Rienzi– mostraban su supeditación a unos modelos en exceso evidentes (Weber, Marschner, Bellini, Meyerbeer), sin revelar nada del futuro arte del compositor.

Hasta el estreno, en 1843, de El holandés errante, no encontró el compositor su voz personal y propia, aún deudora de algunas convenciones formales que en posteriores trabajos fueron desapareciendo. Tannhäuser y Lohengrin señalaron el camino hacia el drama musical, la renovación de la música escénica que llevó a cabo Wagner, tanto a nivel teórico como práctico, en sus siguientes partituras: El oro del Rin (primera parte de la tetralogía El anillo de los nibelungos) y Tristán e Isolda.


Un poco de musica clasica nunca viene nada mal

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