Tuesday, June 09, 2009

Richard Wagner el genio detras del monstruo

Richard Wagner (1813-1883) es sin duda uno de los mas brillantes compositores de óperas de todos los tiempos, y uno de los genios musicales mas reconocidos que haya dado Alemania, dejando así a la opera actual en deuda con su legado y sus composiciones. Pero Richard Wagner es igualmente un personaje que tiene una importancia tanto musical como histórica, ya que la obra de Wagner como el nazismo hitleriano van férreamente ligados el uno al otro.

Las ideas de unificación germana que Wagner defendía, y que dejó plasmadas explícitamente en muchas de sus obras, décadas antes del nacimiento de Aldolf Hitler (1889-1945), influyeron mucho desde la infancia al futuro Führer. Richard Wagner igualmente profesaba un arraigado y violento antisemitismo. Consideraba que los judíos eran una especie de sanguijuela que se alimentaba de la sangre de los pueblos y un enemigo de la raza aria germana, la cual según Wagner estaba predestinada a dominar a todas las razas inferiores, convirtiéndolo así para muchos, en el primer nacionalsocialista.

En 1850 Wagner publicó, bajo pseudónimo, un panfleto que tituló “El Judaísmo en la Música” en el cual desdeñaba por completo al judío, negándole rotundamente el derecho a la creación artística, ya que según él, todo judío carece de capacidad para expresarse, nunca ha poseído un arte propio y jamás logrará producir música auténtica y que la única forma que existe para acabar con la maldición que pesa sobre ellos es el exterminio total de tales.

De esa manera la obra de Richard Wagner tuvo una influencia inmensa en la vida de Adolf Hitler que le idolatraba no solo como el más grande de los genios musicales, si no como un ejemplo para el pueblo alemán. Por consiguiente la obra de Wagner influyó irrefutablemente el la obra de Hitler. De esa manera la música wagneriana se convirtió en el máximo estandarte de propaganda nazi, haciéndose sonar y difundiéndose hasta en los dantescos campos de concentración y tortura hitleriana.

Durante sus primeros años de activismo político Adolf Hitler solía visitar la casa donde vivió Wagner y aún vivía su anciana viuda, entablando una fuerte relación de amistad con los descendientes del músico, dándoles mas adelante cuando fuera nombrado canciller, cargos dentro del la política del país.

Muchos expertos aseguran que la influencia de Wagner en Adolf Hitler no solo se limitó a los mismos ideales judeofóbicos, sino también a la forma en que el Führer dirigía los masivos mítines políticos del partido nazi, ya que toda la apoteósica escenografía de estas multitudinarias reuniones se basaban fielmente en las escenografías de las óperas wagnerianas, de esa forma muchas de estas imponentes reuniones se realizaban al anochecer, con grandes desfiles de antorchas, con la muchedumbre en escena, las vestimentas, la lumbre del fuego luchando en la oscuridad, los cánticos y todos los detalles implementados en estas reuniones, en las que Hitler solía dar sus discursos, eran la puesta en escena de alguna de las mas oscuras óperas del genio alemán, de las cuales Hitler se valía para lograr una auto sugestión de grandeza y divinificación de su persona en el pueblo alemán.

De esta forma, pero sin negar su genialidad creativa, Richard Wagner se convirtió en el Puente que trazó de manera magistral el boceto de la masacre y los genocidios brutales del nazismo en el siglo XX.

José Adiak Montoya



Compositor, director de orquesta, poeta y teórico musical alemán. Aunque Wagner prácticamente sólo compuso para la escena, su influencia en la música es un hecho incuestionable. Las grandes corrientes musicales surgidas con posterioridad, desde el expresionismo hasta el impresionismo, por continuación o por reacción, encuentran en él su verdadero origen, hasta el punto de que algunos críticos sostienen que toda la música contemporánea nace de la armonía, rica en cromatismos, en disonancias no resueltas, de Tristán e Isolda.

La infancia de Wagner se vio influida por su padrastro Ludwig Geyer, actor, pintor y poeta, que suscitó en el niño su temprano entusiasmo por toda manifestación artística. La literatura, además de la música, fue desde el principio su gran pasión, pero el conocimiento de Weber y, sobre todo, el descubrimiento de la Sinfonía núm. 9 de Beethoven lo orientaron definitivamente hacia el cultivo del arte de los sonidos, aunque sin abandonar por ello su vocación literaria, que le permitiría escribir sus propios libretos operísticos.

De formación autodidacta, sus progresos en la composición fueron lentos y difíciles, agravados por una inestable situación financiera, la necesidad de dedicarse a tareas ingratas (transcripciones de partituras, dirección de teatros provincianos) y las dificultades para dar a conocer sus composiciones. Sus primeras óperas –Las hadas, La prohibición de amar, Rienzi– mostraban su supeditación a unos modelos en exceso evidentes (Weber, Marschner, Bellini, Meyerbeer), sin revelar nada del futuro arte del compositor.

Hasta el estreno, en 1843, de El holandés errante, no encontró el compositor su voz personal y propia, aún deudora de algunas convenciones formales que en posteriores trabajos fueron desapareciendo. Tannhäuser y Lohengrin señalaron el camino hacia el drama musical, la renovación de la música escénica que llevó a cabo Wagner, tanto a nivel teórico como práctico, en sus siguientes partituras: El oro del Rin (primera parte de la tetralogía El anillo de los nibelungos) y Tristán e Isolda.


Un poco de musica clasica nunca viene nada mal

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1 comment:

Martín said...

Con todo respeto, me parece que acusar de nazi a Wagner me parece una falta total de respeto hacia él. Yo no se de que fuentes habrás sacado semejantes descripciones erróneas de su persona. Si bien fue contemporáneo al nazismo alemán, no por ello quiere decir que lo fuese. Es más, tuvo un acercamiento al catolicismo bastante tardío. Acercamiento que le costó la amistad de Nietzsche. Me parece que tendrías que citar las fuentes en las cuales te basás para decir las cosas. Tema aparte, no es música clásica la de Wagner, ya que no perteneció al clasicismo, si no al post-romanticismo ya entrado en el s.xx.