Wednesday, July 03, 2019

Del libro “Autobiografía de un triunfador”
Veinte frases de Lee Iacocca

1. Las cosas hay que decirlas con claridad y de manera breve.
2. Administración no es más que motivar a otras personas.
3. Aprende de tus errores, pero no dejes de intentarlo.
4. No queremos ser los más grandes, sólo queremos ser los mejores.
5. No olvides nunca que los de “la línea de producción” son los que ganan el dinero. Y lo merecen.
6. La gente desea ahorrar dinero y pagará casi cualquier precio para conseguirlo.
7. Procura tener claras las prioridades y mantén al día la lista de urgencias.
8. Hasta una decisión correcta resulta equivocada cuando se toma demasiado tarde.
9. Siempre hay que subir un escalón más, por fatigoso que parezca.
10. Es una responsabilidad clave de garantizar la maximización del beneficio, día a día.
11. Encontramos permanentemente grandes oportunidades disfrazadas de problemas insolubles.
12. Contrate a los mejores: nada honra tanto a un director general como poder presentar un equipo directivo brillante.
13. A veces hasta el mejor gerente es como aquél niño que pasea un perro grande y espera a ver dónde quiere ir el animal para entonces llevarlo allá.
14. Nada hay más importante en la gestión empresarial como el saber motivar a la gente. Una motivación vale por diez amenazas, dos presiones y seis memorandos.
15. ¿Que cómo he conseguido mis éxitos? Aplíquese con esfuerzo al trabajo. Procúrese toda la educación que pueda, pero después, por lo que más quiera, ¡haga algo!
16. Cuando tengas que tomar una decisión, no dejes que te crezca la barba. Naturalmente, no siempre será la decisión perfecta y seguramente podrás meter la pata alguna vez, pero no por eso dejes de tomar tu decisión.
17. La dirección de una empresa se reduce a un sistema de códigos y juicios de valor. Por eso uno debe permanecer fiel a sí mismo. Elijan el estilo de dirección que mejor les cuadre y manténgase firmes en esa dirección.
18. Aprendí a continuar adelante aún en los malos momentos. Aprendí a no desesperarme, aún cuando mi mundo se estaba destruyendo. Aprendí que no existen los almuerzos gratuitos. Y aprendí el valor del trabajo duro.
19. Todo director general debería desconfiar cuando recibe sólo un punto de vista. Para evitar este peligro, yo siempre he sido partidario de tener a mi alrededor algunos tipos agudos, de esos que son amigos de llevar la contraria y que, por uno u otro motivo, desconfían de las apariencias y no se dejan impresionar por el argumento de que hay que seguir haciendo las cosas así porque siempre se hicieron así.
20. El que no se desafía a sí mismo, envejece.

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